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El ladrillo que conquistó una revolución: Stonewall y la liberación cuir en América Latina


Fachada del Stonewall Inn en Nueva York. Foto: Larry C. Morris/The New York Times.

El luto por la muerte de Judy Garland, Stormé DeLarverie, la mujer lesbiana butch y drag king que se resistió al abuso policial, Marsha P. Johnson y el primer ladrillo que lo comenzó todo son parte de la narrativa popular alrededor de los disturbios de Stonewall, aquel suceso de resistencia que se llevó a cabo en la madrugada del 28 de junio de 1969. Durante ese caluroso sábado de verano, alrededor de la 1:21 de la madrugada, un grupo de policías llevó a cabo una redada en uno de los bares gais más populares de la época, el Stonewall Inn, ubicado en el Greenwhich Village de Nueva York. Esa noche, la policía de la ciudad organizó un operativo para cerrar el sitio administrado por la mafia. Sin embargo, el resultado no fue el que esperaban. El grupo de agentes se encontró con la resistencia de los gais, lesbianas, drag queens y mujeres transgénero[1] que frecuentaban el lugar y que, al momento de intrusión, se encontraban en plena noche de fiesta. Lo que comenzó como una de las tantas redadas de rutina, pronto se saldría de control. De centavos lanzados a la policía y aplausos y mofas de la audiencia que se amontonó frente a la entrada del establecimiento, el ambiente tenso se convirtió en una serie de disturbios que se extendió por seis días (Carter, 2004). Los sucesos de aquella noche de verano quedaron marcados en la historia.


Quienes hacemos parte de la población LGBTQ hemos escuchado esta historia en algún momento de nuestras vidas. Ha alcanzado tanta importancia que es raro mencionar Stonewall sin reconocer el peso que tiene para las disidencias sexuales a nivel mundial. Así, hablar de este suceso se ha vuelto un requisito indispensable durante el mes de junio y, especialmente, en el marco de la conmemoración y celebración del orgullo LGBTQ. Con la primera marcha del orgullo en 1970, Stonewall se posicionó como una especie de mito fundacional que marcó el punto de partida de los procesos de liberación homosexual en Estados Unidos —e incluso en el resto del mundo—. Pero en medio de ese proceso de legitimar aquellos disturbios como un suceso singular, una serie de actos, protestas y grupos, que surgieron antes de los disturbios de Stonewall, han quedado invisibilizados tanto en el país norteamericano como en diversas naciones de América Latina. En los siguientes párrafos haré un breve recorrido por la historia de algunos países latinoamericanos para visibilizar las movilizaciones LGBTQ que surgieron en la región. El propósito es visibilizar la agencia de los grupos LGBTQ de América Latina y entender el inicio de las resistencias cuir que surgieron en el Sur Global. Por esta razón, este artículo se enfoca principalmente en los actos que se enmarcan en los movimientos de liberación homosexual latinoamericanos.

La década de 1960 fue una época de diversos cambios políticos y sociales para el continente americano. La Revolución cubana había marcado un precedente importante para las sociedades latinoamericanas, al tiempo que surgieron una serie de movimientos revolucionarios para reivindicar la existencia de distintos grupos sociales y de movimientos como el antiglobalización, contra la guerra en Vietnam, la liberación sexual y el feminismo de la segunda ola. En este contexto se enmarcan las primeras resistencias LGBTQ de la región, iniciadas por los movimientos de liberación homosexual en países como Argentina, México, Colombia y Chile. Al contrario de lo que se reproduce en el imaginario público, estas movilizaciones fueron elaboradas a partir de “un diálogo Sur-Norte-Sur” (Serrano, 2012, p. 31), y siempre desde una perspectiva crítica. Por lo tanto, tomar a Stonewall como la parte más prominente de la historia deja de lado los diversos esfuerzos de resistencia que se dieron en América Latina durante gran parte del siglo XX. Figari (2010), por ejemplo, rescata algunos espacios de socialización de gais y lesbianas en distintas partes de la región, como “los clubes y las turmas de los jornais cariocas, los grupos lésbicos de las beéter o ‘fiesteras’ en Buenos Aires, las asociaciones de los ‘felipitos’ en Bogotá” (p. 226). Es posible trazar las movilizaciones LGBTQ[2] de América Latina a grupos clandestinos y secretos como estos, que sentaron las bases para la conformación de una serie de organizaciones. Para entender mejor esto, es necesario explorar las particularidades de cada caso. Por esa razón, en los siguientes párrafos presentaré algunos de los procesos de liberación homosexual que sucedieron en Estados Unidos antes de Stonewall. Luego, haré un recorrido por las primeras movilizaciones que se organizaron en Argentina, Chile, Colombia y México. Y, finalmente, hablaré sobre la situación LGBTQ en Centroamérica.

Antes de Stonewall

Los disturbios de Stonewall se toman como el punto de partida del gay liberation movement estadounidense. Por muchas décadas se han considerado la chispa que encendió el deseo de reclamar el reconocimiento y zafarse de la opresión estatal. “[E]s común dividir la historia gay en dos épocas: antes de Stonewall y después de Stonewall [énfasis agregados]” (Armstrong y Crage, 2006, p. 734). No obstante, historiadorxs de la homosexualidad han demostrado que la liberación gay fue un proceso que comenzó mucho antes y que la redada de Stonewall no fue ni la primera ni la única. Eventos similares se habían dado en otras ciudades estadounidenses en años anteriores, pero estos no lograron conseguir el auge que obtendría el histórico evento de 1969.


Protesta fuera del bar Black Cat en Los Ángeles en 1967. Foto: ONE Archives at the USC Libraries.

Fue en la costa oeste de Estados Unidos en donde surgieron las primeras resistencias de homosexuales contra la policía. Armstrong y Crage (2006) destacan tres hechos específicos en los que la violencia policial fue el detonante: la redada de Año Nuevo el 1 de enero de 1965, el disturbio de la cafetería Compton en agosto de 1966, ambos en San Francisco, y la redada al bar Black Cat en enero de 1967, en Los Ángeles. A pesar de que estos eventos llevaron a la comunidad LGBTQ a alzar la voz contra el abuso policial y reclamar sus derechos, ninguno logró el alcance ni la resonancia que los activistas neoyorquinos le darían años más tarde a Stonewall. “[E]l momento y el lugar fueron lo importante. La liberación homosexual ya venía gestándose en Nueva York antes de Stonewall, lo que le ayudó a los activistas a reconocer esta como una oportunidad de presentar e iniciar una conmemoración” (Armstrong y Crage, 2006, p. 725). Las demandas políticas en la California de 1960 fueron olvidadas por la comunidad porque su resonancia no pudo traspasar fronteras. Ese no fue el caso de los disturbios del 69, en los que el grupo de activistas homosexuales neoyorquinos vio la oportunidad para reclamar este suceso como el primero y comenzar una nueva etapa en la historia queer de Estados Unidos y, más adelante, del mundo.

La situación latinoamericana

Mientras que en Estados Unidos se gestaban los inicios del gay liberation durante los años 60, en América Latina pasaba algo similar. Sin embargo, los movimientos de esta región tenían sus propias particularidades. Al analizar cada contexto, es posible identificar la forma en que la historia de las movilizaciones LGBTQ latinoamericanas está estrechamente ligada a los regímenes estatales de cada país, especialmente marcados por la izquierda. También es posible encontrar diálogos entre las movilizaciones latinoamericanas y las que estaban ocurriendo en países europeos como Francia. Lo curioso de los eventos de América Latina es que aparecieron en décadas en las que, en el mapa de la región, los regímenes dictatoriales comenzaban para unos países y terminaban para otros. Argentina es uno de los sitios en los que ocurrió lo último.

Manifestación en Argentina en 1984.

Argentina

El año 1967 puede tomarse como el inicio del movimiento de liberación homosexual en Argentina. En la época, se había instaurado el quinto periodo dictatorial argentino, impulsado por Juan Carlos Onganía, caracterizado por una fuerte “censura de las conductas consideradas obscenas y subversivas” (Simonetto, 2014, p. 151), entre las que figuraban la homosexualidad. En medio de este difícil contexto político se fundó el Grupo Nuestro Mundo (GNM), considerada “la primera organización política gay de América Latina (a pesar de que grupos sociales existían previamente de manera informal)” (Brown, 2002, p. 120).


Este colectivo sentó las bases para la fundación del Frente de Liberación Homosexual (FLH) en la Buenos Aires de 1971. Se trató de una asociación con tintes izquierdistas que fue integrada por otros grupos de gais y lesbianas, entre los que estaban GNM. Sin embargo, la nueva y represiva dictadura de 1976 haría que este grupo desapareciera, junto con las demás formas de activismo LGBTQ de la época (Brown, 2002). El FLH se disolvió en junio de 1976. En 1982 “la vida lésbica y gay floreció en Argentina” (Brown, 2002, p. 121) luego de la transición a la democracia. Las manifestaciones de las disidencias sexuales comenzaron 1984, pero la reciente democracia no había dejado atrás los actos represivos contra personas homosexuales. En abril del 84 se formó la Comunidad Homosexual Argentina, “después de que la policía arrestara a aproximadamente 200 personas en una redada a un bar gay” (Brown, 2002, p. 121).

Chile

La experiencia inicial del movimiento LGBTQ chileno es similar a la de Argentina. La transición a la democracia durante los 90 también se convirtió en el momento ideal para que los reclamos políticos de las disidencias sexuales ganaran visibilidad. Pero la primera manifestación pública se registró el 22 de abril de 1973. Se trató de una protesta en la Plaza de Armas que se pronunciaba en contra del abuso policial de la época. Pero “los ‘maracos’, ‘yeguas sueltas’, ‘locas perdidas’, ‘mariposones’, ‘colipatos’ —como les llamaba la prensa amarilla a los homosexuales de entonces— no aparecían organizados, ni emancipados en ninguna parte” (Robles, 2008, p. 11). La opinión pública y los medios de comunicación trataron de desacreditar el pronunciamiento público por medio de discursos homofóbicos y denigrantes.

Pedro Lemebel y Francisco Casas en una foto para Las Yeguas del Apocalipsis. Foto: yeguasdelapocalipsis.cl

La organización política de las disidencias sexuales encontró una serie de dificultades en medio de una sociedad machista y, más adelante, durante los años de la represiva dictadura de Augusto Pinochet (entre 1973 y 1990). El Movimiento de Liberación Homosexual (Movilh) fue fundado el 28 de junio de 1991, después de la transición a la democracia. No obstante, este grupo se paró sobre los hombros de hombres y mujeres homosexuales que venían luchando por sus derechos desde los años del régimen de Pinochet, aún cuando la libertad de expresión se había reducido sustancialmente y los grupos homosexuales estaban en riesgo de ser perseguidos y desaparecidos por la dictadura (Robles, 2008).

Algunos de los grupos conformados en medio de la represión política fueron: Integración (1977), “la primera organización gay durante la dictadura de Pinochet” (Robles, 2008, p. 19); Ayuquelén (1984), una colectiva lésbico-feminista; y Las Yeguas del Apocalipsis (1988), un dúo de arte homosexual integrado por el escritor Pedro Lemebel y el poeta Francisco Casas. La resiliencia de estas asociaciones, y su fuerte deseo de liberación, sembró las semillas de una serie de movilizaciones LGBTQ que solo se harían más fuerte en la época posdictatorial chilena.

México

El movimiento mexicano está fuertemente ligado a la izquierda, a la Revolución cubana y a un proceso de apertura democrática. Aunque el Movimiento de Liberación Homosexual (MLH) se formó en 1971, operó de forma oculta por siete años. El 26 de julio de 1978 diversos grupos de las disidencias sexuales mexicanas hicieron una aparición pública “en una manifestación política conmemorativa de la Revolución cubana” (Figari, 2010, p. 229) y “en conmemoración de la masacre estudiantil ocurrida diez años atrás en la plaza de Tlatelolco” (Martínez Carmona, 2018, párr. 8). Esta primera movilización del MLH mexicano fue el resultado de una creciente apertura política y del surgimiento de movimientos sociales, gracias a un retorno de la democracia, y de procesos como la urbanización y la secularización del país a finales de la década de 1960 (Diez, 2011; Martínez Carmona, 2018).


Movimiento de Liberación Homosexual en una marcha en Ciudad de México. Foto: Movimientos e Instituciones.

Colombia

Aún cuando las movilizaciones LGBTQ de Colombia no están atadas al fin de un periodo dictatorial, es posible ver una relación entre las políticas del país y el crecimiento de las manifestaciones cuir. El punto de inflexión más importante vino con la constitución de 1991, que abrió el paso para que diversas reivindicaciones LGBTQ se desarrollaran en las décadas siguientes (Sentiido, 5 de julio de 2011). De todos modos, es necesario destacar que el movimiento se empezó a organizar años atrás. Mientras que el primer grupo de homosexuales fue Los Felipitos, “surgido en la década de los 40 en Bogotá” (Sánchez Barrera, 2017, p. 120), las manifestaciones públicas comenzaron a gestarse en las décadas de 1970 y 1980.


Primera marcha del orgullo en Bogotá. Foto: Red Somos.

León Zuleta fue uno de los personajes más prominentes de la liberación homosexual en Colombia. En la Medellín de la década de 1970 comenzaría a hablar abiertamente del tema a través de publicaciones. En 1976, junto con Manuel Velandia, fundaría el Movimiento de la Liberación Homosexual de Colombia con el objetivo de “[transformar] las instituciones sociales y los argumentos en los cuales se apoyaban” (Sánchez Barrera, 2017, p. 120). De esta organización se despendieron dos colectivos más: el Grupo de Encuentro por la Liberación de los Guéis (GELG), en 1977, y el Grupo de Estudio de la Cuestión Homosexual (Greco), en 1978.

La primera marcha pública sobre la liberación homosexual en Colombia ocurrió el 28 de junio de 1982 en Bogotá. Se centró en conmemorar los disturbios de Stonewall del 69 (Caro Romero, 2020). El recorrido comenzó en la Plaza de Toros y terminó en la Plazuela de las Nieves. Según Velandia, “[h]ubo más o menos 30 participantes, incluyendo una lesbiana y una chica trans” (Red Somos, 26 de junio de 2019). Luego de este gran logro, la segunda marcha ocurrió 14 años después, en 1996, y en medio del giro legal que experimentó Colombia en el 91. Sin embargo, las primeras protestas del movimiento de diversidad sexual en Colombia se dieron en el marco del Día del Trabajador como una estrategia para crear una colaboración entre obreros y las disidencias sexuales. La primera de estas se registró en 1979 en Cartagena. Un segundo tipo de acción sucedió en septiembre de 1981. Ese año los activistas LGBTQ organizaron performances públicos que sirvieron como una respuesta a la despenalización de la homosexualidad que había ocurrido ese mismo año (Caro Romero, 2020).

Centroamérica

A partir de la década de 1970 los colectivos de la región han logrado grandes avances, pero no todos los países han tenido experiencias exitosas o un mismo punto de partida. Ese hecho es evidente al observar el surgimiento de las movilizaciones cuir en Centroamérica. Los países de esta región del continente parecen estar atrasados en comparación a los territorios suramericanos.

Mientras que los movimientos de liberación homosexual surgieron entre las décadas de 1960 y 1970 en el América del Sur, las primeras movilizaciones LGBTQ comenzaron a mediados de los 90 en los países centroamericanos. No es hasta 1997 que se pueden trazar las primeras manifestaciones públicas en la región. En junio de ese año, se organizó la primera marcha del orgullo en la capital de El Salvador. Cuatro meses después, en octubre, fue el turno de Guatemala. Pero el inicio público del movimiento guatemalteco fue un poco diferente. Lo que un medio de comunicación bautizó como la primera marcha del orgullo era en realidad una caminata que sucedió después del funeral de una trabajadora sexual trans (López y Barrueto, 28 de junio de 2019). Otro caso es el de Panamá. Aunque el primer colectivo LGBTQ panameño se fundó en 1996, la primera marcha del orgullo no fue organizada hasta el año 2005, un año en el que la homosexualidad seguía penalizada en el territorio panameño. Estos ejemplos demuestran la diversidad que caracteriza al grupo de países latinoamericanos, pero también evidencia un deseo común en el que se coloca la liberación de una población y la demanda de una serie de derechos como prioridad.

Para finalizar, este breve recorrido por el surgimiento de las movilizaciones LGBTQ en América Latina revela que la región tuvo un desarrollo particular en materia de diversidad sexual, marcado por las experiencias políticas de la época y un fuerte sentimiento de liberación. La transición a la democracia y las ideas que circulaban a nivel global sobre la liberación sexual fueron los principales propulsores del pronunciamiento público de las personas LGBTQ. Si bien, los disturbios de Stonewall llegaron a los oídos latinoamericanos, los movimientos de liberación homosexual del Sur Global no deben ser vistos solo como un resultado del ladrillo del 69, sino como una serie de eventos que se encontraban en constante conversación con las experiencias LGTBQ de otros países. Reconocer la historia de las disidencias sexuales de América Latina abre la posibilidad de entender nuestros propios recorridos y de evitar el error de caer en un mito fundacional que borre nuestras trayectorias particulares.


[1] Las identidades trans estuvieron presentes en el evento, pero el término no había ganado la popularidad que tendría unas décadas más tarde. Por esa razón, la historia suele referirse a drag queens o travestis, que estaban incluidas en el término homosexual, usado de forma genérica y universal. La categoría ‘transgénero’ aparece a finales de la década de 1970 en la medicina y empieza a adoptarse en el ámbito político a comienzos de los años 90 en Estados Unidos.

[2] A pesar de que en la actualidad usamos las siglas LGBTQ para referirnos a la población de lesbianas, gais, bisexuales, personas trans y queer, el nombre que se usa para referir a esta comunidad de personas es histórico y ha cambiado a lo largo de los años. Esta sigla ha reemplazado el uso genérico del término homosexual para darle visibilidad a las demás identidades que conforman las disidencias sexuales.

 

Referencias

Armstrong, E. A., & Crage, S. M. (2006). Movements and memory: The making of the Stonewall myth. American Sociological Review, 71(5), 724-751.

Brown, S. (2002). “Con discriminación y represión no hay democracia”. The lesbian and gay movement in Argentina. Latin American Perspectives, 29(2), 119-138.

Caro Romero, F. C. C. (2020). Más allá de Stonewall: el Movimiento de Liberación Homosexual de Colombia y las redes de activismo internacional, 1976-1989. Historia Crítica, 75, 93-114.

Carter, D. (2004). Stonwall: The riots that sparked the Gay Revolution. New York: St. Martin’s Griffin.

Diez, J. (2011). La trayectoria política del movimiento Lésbico-Gay en México. Estudios Sociológicos, 19(86), 687-712.

Figari, C. (2010). El movimiento LGBT en América Latina: institucionalizaciones oblicuas. En A. Massetti, E. Villanueva y M. Gómez (comps), Movilizaciones, protestas e identidades colectivas en la Argentina del bicentenario (pp. 225-240). Buenos Aires: Nueva Trilce.

López, T. y Barrueto, L. E. (28 de junio de 2019). Orgullo LGTB 2019: Tiempo de existir, resistir y celebrar. Nómada. Recuperado de https://nomada.gt/blogs/orgullo-lgtb-2019-tiempo-de-existir-resistir-y-celebrar/

Martínez Carmona, C. (2018) El Movimiento de liberación Homosexual en México. Parte I: antecedentes y surgimiento. Recuperado de http://movin.laoms.org/2018/06/18/movimiento-liberacion-homosexual-mexico-i

Red Somos. (26 de junio de 2019). La marcha LGBT, historia social y política. Recuperado de https://www.redsomos.org/single-post/2019/06/26/Movimiento-de-Liberación-Homosexual-de-Colombia

Robles, V. H. (2008). Bandera hueca: historia del movimiento homosexual de Chile. Santiago: Editorial Cuarto Propio.

Sánchez Barrera, E. (2017). El movimiento LGBT(I) en Colombia: la voz de la diversidad de género. Logros, retos y desafíos. Reflexión Política, 19(38), 116-131.

Sentiido. (5 de julio de 2011). Lo que le aportó la Constitución de 1991 a la población LGBT. Sentiido. Recuperado de https://sentiido.com/lo-que-le-aporto-la-constitucion-de-1991-a-la-poblacion-lgbt/

Serrano, J. F. (2012). El olvido recobrado: sexualidad y políticas radicales en el Movimiento de Liberación Homosexual en Colombia. Revista CS, 10, 19-54.

Simonetto, P. (2014). Los fundamentos de la revolución sexual: teoría y política del Frente de Liberación Homosexual en la Argentina (1967-1976).Anuario de la Escuela de Historia, 6, 150-174.


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